Es lo que hay
¿Os suena aquello de "es lo que hay"? A veces te lo dice alguién. En estos casos, suele ser un funcionario amargado que te pide que rellenes un formulario estándar por triplicado, para conseguir algún tipo de estúpida documentación que previamente ya te ha solicitado uno de sus tristes compañeros dos ventanillas a su derecha, mientras ambos tratan de recordar, sepultados entre papeles, como eran antes de que el peso del mundo aplastara sus pobres espíritus: "Es lo que hay, muchacho. No sirve de nada patalear."
A veces te toca repetírtelo a ti mismo. Como un mantra. Como una consigna. Es lo que es, hay lo que hay. Como esa vieja canción de Revólver que un buen amigo me decubrió hace poco. Puedes darle las vueltas que quieras que al final todo te lleva al mismo lugar: "Es lo que hay, muchacho. Por ahora no dan más."
Ya sé que he repetido muchas veces lo difícil que resulta saber que es lo que se desea en realidad. Pero en ocasiones ocurre que sí lo sabes. Aparece ante ti como un resplandor. Casi te golpea. Sufres un momento de lucidez, como diría un borracho. Una súbita revelación. Un "ahora lo sé", un "por fin lo sé". Y tienes la certeza de que todo irá bien. Porque todo cobra sentido y te agarras a ello con fuerza, esperando que eso sea suficiente.
Pero luega llega la reflexión y más tarde la realidad. Nadie dice que lo que quieras sea relamente bueno para ti. Y, lo más importante, nadie dice que vayas a conseguirlo. Entonces es el turno de la confusión. ¿Cómo puedo equivocarme en lo único que he estado seguro en toda mi vida? Respuesta: "Es lo que hay, muchacho.No hay nada que hacer."
¿Lo peor de todo? Que hay que seguir levantándose cada mañana. Quieras o no. Porque todo pasa. Pero mientras tanto, sólo te queda apretar los dientes y esperar a que la tormenta pase. Para, con suerte, volver a no saber que es lo que se desea. A perder la certeza que tanto trabajo había costado conseguir. ¿Qué haremos entonces? Iremos al cine, tomaremos unas cañas con los amigos, compraremos el periódico y buscaremos en las páginas amarillas el número de alguna pizzería que lleve comida a casa. Y nos repetiremos, como si fuera un mantra, como una consigna: "Es lo que hay, muchacho. Te jodes."
A veces te toca repetírtelo a ti mismo. Como un mantra. Como una consigna. Es lo que es, hay lo que hay. Como esa vieja canción de Revólver que un buen amigo me decubrió hace poco. Puedes darle las vueltas que quieras que al final todo te lleva al mismo lugar: "Es lo que hay, muchacho. Por ahora no dan más."
Ya sé que he repetido muchas veces lo difícil que resulta saber que es lo que se desea en realidad. Pero en ocasiones ocurre que sí lo sabes. Aparece ante ti como un resplandor. Casi te golpea. Sufres un momento de lucidez, como diría un borracho. Una súbita revelación. Un "ahora lo sé", un "por fin lo sé". Y tienes la certeza de que todo irá bien. Porque todo cobra sentido y te agarras a ello con fuerza, esperando que eso sea suficiente.
Pero luega llega la reflexión y más tarde la realidad. Nadie dice que lo que quieras sea relamente bueno para ti. Y, lo más importante, nadie dice que vayas a conseguirlo. Entonces es el turno de la confusión. ¿Cómo puedo equivocarme en lo único que he estado seguro en toda mi vida? Respuesta: "Es lo que hay, muchacho.No hay nada que hacer."
¿Lo peor de todo? Que hay que seguir levantándose cada mañana. Quieras o no. Porque todo pasa. Pero mientras tanto, sólo te queda apretar los dientes y esperar a que la tormenta pase. Para, con suerte, volver a no saber que es lo que se desea. A perder la certeza que tanto trabajo había costado conseguir. ¿Qué haremos entonces? Iremos al cine, tomaremos unas cañas con los amigos, compraremos el periódico y buscaremos en las páginas amarillas el número de alguna pizzería que lleve comida a casa. Y nos repetiremos, como si fuera un mantra, como una consigna: "Es lo que hay, muchacho. Te jodes."
3 comentarios
Srta. Gardner -
P.D. No puedo contestar el de las ratas así que lo haré desde aquí. Sé que el el insulto hacia Jim Carrey era mi trampa para ratones. Sinceramente: Jim Carrey es el puto amo de la actuación. Lo siento, es lo que hay.
lolo -
Felicidades neng!!!
Consolador -
Suposo que és la manera més fàcil d'autoconsolar-te acceptar que no hi pots fer res més. Però això tampoc t'ajudarà.
P.S.: Per cert, algun dia agafaràs el putu mòbil???